De vuelta de un viaje de seis meses por Asia
Llevo unos días en Madrid. Volví. Después de estar seis meses danzando por tierras asiáticas, estoy de vuelta. Tras haber estado en desiertos, playas, montañas y paisajes de cemento. Mil lugares, mil aventuras.
Y vuelvo y no escucho tuk-tuks o jeepneys ni gente queriendo venderme por la calle toda clase de artilugios. Y vuelvo y en parte me siento una extranjera en mi propio país. ¿Dónde están todos esos colores y sabores asiáticos? ¿Y esas caras sonrientes?
Seis meses, cinco países, mil aventuras. Aventuras que poco a poco iré contando porque, por el momento, hay tantas que se mezclan queriendo confundirme.
Una Filipinas sonriente, un Taiwán moderno, una India majestuosa, una Tailandia luchadora y un Vietnam resplandeciente. Todo eso vi. Todo eso quedará en mí por siempre.
Filipinas
El viaje empezó en septiembre por Filipinas, allí estuve tres meses haciendo un curso de budismo en Manila. Fue muy interesante, intenso y fructífero vivir en un templo y aprender tai chi, mandarín y técnicas de meditación, entre otras cosas.
En esos tres meses tuve la oportunidad de ver y conocer Manila y sus alrededores. Sin embargo, fue suficiente para sentir la amabilidad y ver las sonrisas en las caras de los filipinos, sea cual sea la circunstancia.
Manila es un caos pero más allá la naturaleza de Filipinas impresiona; cascadas, montañas, volcanes… todo en un mismo país.
Con el mismo programa tuvimos la oportunidad de ir a Taiwán pues allí está la sede de Fo Guang Shan, la organización budista que me brindó la oportunidad de hacer el curso.
Taiwán
En Taiwán todo era mucho más ordenado, reflejo de la cultura. Allí viví una delas mejores experiencias que he tenido; varios retiros espirituales en distintos puntos de la isla que me proporcionaron diversos puntos de vista en este viaje por Asia.
India
Tras terminar el programa me fui a pasar las navidades a India con mi amiga Vandana nada más y nada menos que a Dharamshala, la ciudad que acogió al Dalai Lama. Una ciudad internacional, abierta, donde los tibetanos encontraron temporalmente la paz.
Durante un mes estuve explorando la bella India; con sus sorpresas, diferencias culturales y colores maravillosos. Estuve por Rajastán, al norte, tierra de marajás, tigres y desiertos (por suerte solo vi los últimos), allí donde me sumergí en la meditación Vipassana; otro de los pilares de este viaje espiritual por Asia.
Tailandia
En enero me fui a Tailandia, a Bangkok. Allí me encontré con mis tíos y mi primo ¡ya tenía ganas! y disfrutamos de una semana juntos.
Pude ver la Tailandia luchadora, la Tailandia reivindicadora, un pueblo que pedía justicia.
Tenía pensado irme a Vietnam pero por temas de visado tuve que esperar en Bangkok. Tuve la suerte de vivir con una familia tailandesa y así aprendí más sobre la cultura, especialmente sobre la comida.
Vietnam
Dije adiós a la espiritual Tailandia para recibir a Vietnam. Dos pueblos parecidos pero distintos. Same, same but different.
A mediados de febrero volví a Filipinas y sentí que volvía a casa en parte. Estuve dos semanas descubriendo este magnífico país un poco más y volví a Madrid.
Reflexión tras mi primer viaje largo
Este viaje ha definido quién soy y ha cambiado la forma en la que me comporto y veo la vida.
Países espirituales, cada uno a su forma. Hinduistas, budistas mahayana, budistas theravada, católicos, sikhs… distintas maneras de ver lo mismo, igual forma de completarse, a través de un alguien, de un algo.
Cinco países que me completarán por siempre, cinco países que recordaré como parte de mi camino.
Agradecimientos de mi viaje por Asia
Que esta entrada sirva de agradecimiento a todas las personas que se han cruzado en esta aventura y a las que me han ayudado de una forma u otra.
No soy mucho de agradecimientos en público pero estoy segura de que mi experiencia no hubiese sido no solo la misma sino que hubiese sido menos auténtica y más turística sin este lindo grupo de personas.
Gracias a Fo Guang Shan en Manila por darme la oportunidad de aprender más sobre el budismo y por ofrecerme una educación durante tres meses.
A mis compañeros de HALA, los venerables, los alumnos Buddhi y todos los voluntarios gracias por acompañarme.
Gracias a todos los que me ayudaron a conseguir alojamiento o me hospedaron en alguna parte de este largo viaje, en especial a Vandana y Shagun en India, mi familia tailandesa (Vip y Pawel), Thanh Van, Manu y Vero en Vietnam y Chris en Filipinas.
Y por último a Abegail, Isabella, Trebs, Michelle, Jenny y Mark por ser la mejor de las compañías en el último día de mi aventura.
Porque la experiencia no es la misma cuando te implicas en la vida de la gente del país, cuando preguntas sin tener miedo sobre las diferencias para al final encontrar similitudes.
Porque no es lo mismo ver la cultura a través de los ojos lugareños que te enseñan zonas únicas y te invitan a probar comida auténtica. Porque no es lo mismo perderse por las calles dondequiera que te encuentres que seguir al rebaño de turistas con cámara y mapa en mano.
Porque hace tiempo decidí dejar de ser una turista para ser una viajera. Porque no es lo mismo.
Deja de irte y llegarás. Deja de buscar y verás. Deja de escapar y serás encontrada.
He llegado aquí gracias a Conci, aunque al leerte, tengo la sensación de «haberte vivido». Gracias por estos fantásticos relatos que nos permiten vivir en ti.
¡Muchas gracias, Luis!
Comentarios como éste me animan a seguir contando todo lo que llevo dentro, todo lo que he visto y vivido. ¡Un saludo!