Un viaje lento pero lindo
En el camino a mi tatuaje tribal; desde Tabuk a Tinglayan, paramos unas mil veces. Es un viaje lento pero bonito donde los haya. Que si uno tenía que ir al baño, que si el otro le tenía que dar un cerdo vivo al primo que vivía en el pueblo de al lado y cosas así. A pesar de todo eso, disfruté como una enana de las vistas.
Aquí los jeepneys (¿qué es un jeepney?) son más estilo 4×4 y están listos para cualquier obstáculo. Se puede ir encima (casi todos son hombres) pero yo preferí no arriesgarme viendo el estado de la carretera. Aunque el viaje era lento, no me fiaba mucho.
Y arriba se puede transportar todo tipo de objetos; bombonas de gas, gallinas, maletas enormes… ¡todo lo que te puedas imaginar! Un viaje lento da para mucho.
Un señor que vio mi cara de felicidad al mirar el paisaje por la ventana me ofreció su asiento para que tuviese mejores vistas de la Bella Durmiente.
Para ese entonces ya me conocía todo el mundo en el bus y sabía a dónde iba. Me trataron maravillosamente y tenían mucha curiosidad por saber sobre España. Todo el mundo insistía: ¡Alba, haz fotos, es la Bella Durmiente!
Leyendas filipinas, una tradición viva
Los filipinos tienen muchas leyendas basadas en la naturaleza. Esta en concreto es especial porque es uno de los cuentos infantiles más apreciados entre los Kalinga. La historia cuenta que había dos amantes de tribus distintas que fueron separados trágicamente por una guerra. Él murió pero ella sin saberlo se quedó esperándole en la cima, eternamente. Y de ahí la forma de la montaña, esa bella durmiente (la cara está a la derecha con un poco de imaginación, sí).
Mientras escuchaba esa historia tan bonita que me recordó a la que tenemos sobre la Sierra de Guadarrama en España, me atrapé en el momento y de repente un sonido particular y molesto me desencantó; era el ruido de escupitajos. —¿Qué estás mascando? —pregunté intrigada. —Es buyo, ¿quieres probarlo? Por el color de sus dientes y la imagen de una señora que estaba detrás de él que me decía no con la cabeza le dije: no, estoy bien, gracias. El betel o buyo es el fruto de la palma areca. Se puede mascar enrollado en hojas de betel y/o tabaco.
Ahí es cuando entendí por qué había tantas manchas rojas en la carretera e incluso en la ventana (sí, ¡qué asco!). ¡Era de escupir la cosa esa! George seguía insistiendo: toma un poco, ¡te hará más feliz! En una de las tantas paradas que hicimos fui a estirar las piernas y me paré por un momento. Me sumí en el encanto de las vistas y en la autenticidad de la gente.
Como ya dije en la primera entrada sobre este viaje, los vendedores ambulantes se te acercan cada vez que nos paramos. Aquí sin embargo era un poco distinto.
¡Incluso tiraban el dinero por la ventana o desde el tejado para no tener que mover ni un músculo!
También vi unos baños muy coloridos e interesantes o salas de confort (CR) como los llaman en Filipinas.
George me trajo mango con vinagre, una especialidad filipina que también probé en Venezuela. ¡Los mangos son algo sobrenatural en estos dos países!
El paisaje de las Cordilleras
El paisaje era sobrecogedor pero lo que más me hizo sonreír fue ver a todas esas familias y niños en las aldeas que íbamos dejando atrás.
Y los campos de arroz.. ¡no hay palabras! podéis juzgar vosotros mismos:
—¿Adónde vas, Alba?
—Voy a las montañas, con los Kalinga. ¿Y tú?
—Voy al funeral de un familiar.
—Ah, lo siento. Y ¿dónde es eso?
—Donde te bajas tú es mitad de camino.
—¡Uf, eso está muy lejos!
—Sí, pero es la única forma que tenemos de llegar allí. Cuando ya pensaba que íbamos a llegar paramos en el Sleeping Beauty Inn a comer (por cierto ya no es hostal). Comí pescado frito, sopa y postre por ¡menos de un euro! ¡A eso es a lo que me refiero con ir con la gente del lugar!
Pensando que estaba cerca de mi destino y que volvería a ese pueblo a dormir le pregunté a la señora del restaurante/hostal si tenían alguna habitación para esa noche porque vi en internet que daban alojamiento. «No, lo siento, Madam, ya no somos hostal, solo restaurante.» Así que con las mismas entramos al autobús, ¡otra vez! Todavía no sabía dónde tenía que bajarme y el revisor seguía preguntándome mi destino…
—Mmm… ¡¿Buscalan?!
—Pero eso está lejos ¡tendrás que andar muchísimo!
—Sí, no pasa nada.
—Vale, pues esta es la parada más cercana. Me despedí del bus entero y me dijeron casi al unísono ¡ten cuidado! Y me bajé. Nada más salir el calor me dio una bofetada. Eran las dos o las tres de la tarde. Lo que en principio iba a ser un viaje de 3 horas se alargó “solo”unas dos más. Así funciona. ¡No pasa nada! Las montañas me saludaron y los cinco paisanos que había por allí también.
—¿Adónde vas Madam?
—A Buscalan. ¿Por dónde voy?
—Te llevo en mi moto, no te preocupes.
—No, gracias, prefiero caminar.
—Pero está muy lejos, Madam.
—No pasa nada ¿puedes indicarme el camino por favor? Empecé a subir. Al principio era muy empinado. Me dije: si va a ser así todo el rato, me muero aquí. Pero seguí andando y andando sin siquiera saber si ése era el camino.
Pero…
Para conocer el camino
hay que ir por el camino,
hay que hacer camino.
Cómo hacemos
lo que hacemos
todo está ahí delante de ti
pero si te esfuerzas demasiado en verlo
lo único que harás es confundirte más
(Si todavía no has leído este libro te recomiendo que lo hagas. Porque contrariamente a lo que la mayoría de la gente cree, Winnie the Pooh no es solo para niños).
Sigue leyendo sobre el camino hacia el tatuaje
Muchas gracias Alba, por hacernos participes de esta maravilla que es viajar, los que estamos como tu dices en «un rinconcito toda la vida», disfrutamos del los viajes de los demás y algún que otro que hacemos.
Te seguiré porque me ha gustado mucho lo que he leído y he visto.
Soy compañera del taller de orfebrería de tu madre.
Ahora voy a seguir mirando cosas que has puesto mas antiguas.
Gracias
¡Muchas gracias, Victoria! Gracias por disfrutar de cada experiencia que cuento, de cada palabra que plasmo, esa es mi intención.
¡Un saludo!
Alba
Hola alba!
Viajare en noviembre a filipinas y se me ha metido en la cabeza conocer a Whang od y conocer batad sagada pero no hay mucha informacion sobre esa zona.
Cuanto tiempo se tarda?
Es necesario reservar hospedaje o se encuentra facilmente?
Viajo con una amiga es “peligroso” ?
Me he leido todo tu blog y me encanta nose si me podrias ayudar
Gracias de ante mano
¡Hola, Jessica!
Gracias por tu mensaje. Pues desde Manila en bus a Buscalan (donde vive Whang Od) se tardan 11 horas en bus nocturno, otros 4 en jeepney y 2 andando. Aquí tienes la info del principio del viaje con datos y transporte: https://albaluna.es/filipinas-tatuaje-tribal. El hospedaje no me preocuparía, iría viendo por el camino. Filipinas no es peligroso, sobre todo por el norte, pero sí hay que tener cuidado como en cualquier sitio del mundo. La gente es muy amable y os ayudará en el viaje.
Por otro lado, aquí tienes info sobre Sagada: https://albaluna.es/filipinas-sagada-ataudes-colgantes.
Si tienes más dudas, aquí estoy =) ¿Te quieres hacer un tatu con Whang Od?