El lado más divertido de Filipinas
Hay algo divertido sobre la cultura de Filipinas que debo contaros, ¡no aguanto más!
Los lunes son nuestro día libre fuera del templo budista y es increíble salir porque valoro más el tiempo y aprovecho cada segundo. No es que no me guste estar en el templo es que creo que ver a los lugareños en su día a día es la mejor forma de conocer su cultura, de adentrarme en su mundo.
Si quieres leer más sobre la experiencia viviendo y estudiando en un templo budista durante 3 meses te invito a empezar por aquí:
La sonrisa filipina
Algo de lo que es muy fácil darse cuenta y que lo encuentro muy bonito es que los filipinos sonríen a todas horas, bajo cualquier circunstancia. Los filipinos te sonríen en la calle, en las tiendas, en el bus… ¡y debo decir que lo agradezco mucho! Acostumbrada a las caras largas que tengo que ver todos los días en el metro de Madrid…
Ir a la universidad en furgoneta y ver la vida por la ventana fue una forma genial de ver cómo funciona el país. Todo me sorprendía y a su vez no paraba de hacer fotos boquiabierta y con ganas de más.
Pasó algo muy gracioso que hizo mi viaje más agradable. Estaba haciendo una foto de un chico en su moto cuando…
De repente me mira, me sonríe y llama a sus amigos para que posen con él.
Los coches ya estaban moviéndose pero pude capturar el momento y sin duda son momentos como éste los que hacen esta experiencia única para mí.
Minutos después pasamos al lado de un jeepney, los jeeps estadounidenses reformados por los filipinos, y unos niños empiezan a mirarme. Será porque soy muy blanca o puede ser porque estoy calva (o las dos cosas a la vez). A pesar de tener curiosidad por saber quién era o de dónde venía me sonrieron, les sonreí y empezaron a reírse y a saludarme con la mano.
Cuando llegamos a la universidad no pude resistir acercarme a dos jardineros que no paraban de sonreír. Viendo la vida pasar y sonriendo, ¿qué más se le puede pedir a un lugar?
El gesto que está haciendo el hombre de detrás con la mano se conoce como pogi que literalmente significa chico guapo y usan posando cada vez que tienen oportunidad. No creo que tenga que añadir más, ¡sus sonrisas lo dicen todo!
Y ese momento en el que dos niños, no sin dudas y un poco tímidos, me miraron curiosos no tiene precio. Yo les sonreí y me devolvieron la sonrisa y empezamos a jugar. Fue el momento más especial de la semana. ¡Porque ese tipo de momentos no son aleatorios sino normales aquí!
Porque… ¡es más divertido en Filipinas! (it’s more fun in the Philippines!)
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