La filosofía detrás de los trabajos
Ser mayor, ¿es una trampa?
Me pasa que cuando viajo por un tiempo prolongado analizo e intento comprender cómo se gana la vida la gente en los países que visito. Vendiendo chicha morada en Ecuador, pizza en los puestos playeros de Máncora, limpiando zapatos en Lima… son algunos de los trabajos que me hacen pensar por qué no hay tanta libertad en España con respecto a este tema. Que alguien quiere cocinar y ponerlo a la venta en la calle, ¿por qué no? ¿A caso no es más sano que muchos de los sitios que te lo venden al doble? Vender tu talento no debería ser tan difícil…
¿Vender todo tipo de instrumentos en Marruecos y llamar a los turistas al son de la pandereta? ¿Por qué no?
¿Ser un jardinero majísimo que sonríe a todo el que pasa en Manila?
¿Dar indicaciones al lanchero con una tranquilidad caribeña absoluta y mientras observar los cayos venezolanos toooodos los días, uno de los lugares más bonitos en los que he estado? ¿Dónde firmo?
¿Vender bollitos dorayaki de Doraemon en Taipei, ser feliz y sonreír a todo el que pase? Creo que podría acostumbrarme a comerlos todos los días…
¿Conductor del tuk tuk más telenovelero de la historia en India?
¿Guardia civil que se quedó estancado en el siglo XV en Filipinas?
¿Ser la última tatuadora de la tribu Kalinga en las montañas arroceras de Filipinas y ver gente de todos los países cada día?
¿Y con estas vistas? ¡Esa mujer debe tener tantas historias que contar! (¡una pena que no hablara inglés…!)
Las desventajas de hacerse mayor
¿Hacer comida y venderla en un restaurante a 3 dólares para que todos los días tengas clientes fijos? ¡Pero por qué nadie lo ha pensado antes! Ah… los impuestos… malditos impuestos que ahogan a la gente y solo enriquecen a algunos. Esos unos que comen en restaurantes minimalistas y les importa un carajo si el vecino no tiene qué comer esa noche.
En este viaje por Sudamérica me estoy planteando muchas cosas (de nuevo), especialmente sobre el modelo capitalista en el que vivimos y que nos absorbe. He conocido a un chico argentino, por ejemplo, que estuvo varios meses vendiendo pizzas en su país para poder costearse un viaje por Sudamérica sin retorno. ¿A caso no es válido? ¿Se me hubiese ocurrido a mí antes de emprender el viaje? Pues no, la verdad. ¿Por qué? Quizás por el método en el que nos han criado y al que nos empujan: el de conseguir un trabajo «estable y digno». He trabajado en sitios menos dignos que vender pizzas en la calle, créeme y todos estaban en una oficina con gente enjaulada y deprimida.
Cuando tienes una meta que quieres cumplir, creo que todo (o casi todo) es válido para conseguirlo. Solo tú sabes cómo y el porqué, sobre todo el PORQUÉ. En mi caso ya tenía claro antes de venir por qué quería hacer este viaje y trabajé duro para conseguirlo, ahora que estoy aquí lo tengo más claro y descubro nuevas formas de prolongar el viaje gastando cada vez menos dinero.
La típica y cansina pregunta: ¿qué quieres ser de mayor?
A lo que iba, que me voy por las ramas, ¿cuántas veces le has preguntado a un niño, ¿y tú qué quieres ser de mayor? en vez de, ¿cuáles son tus sueños? o, ¿qué quieres hacer para cambiar el mundo? Nos agobiamos con cosas innecesarias, frases vacías de sentido para agradar cuando todo es más simple de lo que pensábamos.
¿Cuántas veces has sido interrogad@ de esa forma y sueltas lo primero que se te viene a la cabeza para que suene bien o dejar tranquil@ al que pregunta? ¿Cuántas veces has dejado tus sueños de lado?
Que, ¿qué quiero ser de mayor? Pues SER, eso quiero. Ser yo y no pertenecer a nada establecido que me oprima, seguir los pasos que me dicte el destino. Está muy bien y es necesario que tengamos médicos, ingenieros, cocineros, jardineros… pero por favor, SEAN simplemente antes de colgarse la etiqueta.
De verdad, este mundo necesita más gente con pasión por lo que hace y no por la etiqueta que llevan o que les ha tocado llevar.
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Puedes ver más trabajos del mundo, los que voy encontrando por el camino dentro del álbum de fotos de Gente > trabajos
Alba, precioso post, emotivo y sincero. Yo de mayor (oh, dios, ya soy mayor, jejejeje) quiero ser feliz. Y casi todo el tiempo, consigo serlo. Eso si, de estos trabajos peculiares que muestras, creo que me quedo con el de dirigir la lancha.
Un abrazo
¡Gracias, Cristina! Siempre es mejor cuando sale de dentro =) Exacto, de ser felices, de eso es de lo que nos tenemos que encargar mientras estemos aquí. No estaría mal ser lanchero, ¡nada mal, con esas vistas!
¡Un saludo!