Siempre lo digo. Viajar a Toledo es descubrir un nuevo rincón cada vez. Es torcer a la derecha en vez de a la izquierda, el camino que tomaste la última vez, quizás hace años. Es bajar un callejón en vez de otro, entrar en una iglesia nueva, observar lo que se despliega ante ti con nuevos ojos.
Te preguntas por qué pasan años hasta volver a una ciudad tan hermosa y tan cerca de la capital. Siempre dices, debería venir más a menudo con lo cerca que está Toledo de Madrid y lo bonito que es… Pero los siempres se convierten en distancia cuando otros destinos lejanos se ponen a la cola y quieren ganarle espacio a los que están próximos a Madrid.
Viajar a Toledo es viajar al pasado
Cada vez que vuelvo a Toledo me fascino con la cantidad de culturas que convivieron juntas, la mayoría del tiempo respetadas entre sí. La ciudad de las tres culturas, llegó a convertirse en capital hasta el siglo XVI pero a la reina no le hacía mucha gracia así que como le gustaba más Madrid, así se quedó.
En esta visita a la ciudad que yace sobre un alto entre tanto llano manchego, fui a dejarme llevar pero no solo por mis pasos sino por los de una guía profesional.
Debo admitir que casi todas las veces que he visitado Toledo ha sido para ir a dar un paseo, comer allí con la familia o enseñarle la ciudad a amigos y volver. Pero a Toledo hay que darle más espacio, más oxígeno. Hay que proporcionarle más libertad para poder descubrir sus rincones sin prisa.
Toledo, ¿ciudad multicultural?
Siempre hemos escuchado ese hecho casi innegable de que Toledo fue y es ciudad multicultural. Durante siglos convivieron musulmanes, católicos y judíos en las mismas calles empinadas, aunque en distintos barrios. Y después de tantas visitas durante años a la capital de Castilla-La Mancha, me adentro en sus raíces, comparo perspectivas y me pregunto, ¿convertir todo al catolicismo es multiculturalidad?
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Mezquitas que se convirtieron en iglesias.
Sinagogas que se transformaron en iglesias.
Iglesias, iglesias, iglesias.
Catedral de Toledo, considerada el opus magnum de arquitectura gótica en España.
Como si fuera una entrada accesoria, no la principal, la que deberíamos cruzar todos los ciudadanos que no encajamos en uno o en otro; sin discriminación de género, raza o religión.
Un número trece que siempre acompaña a esos suertudos del doce y catorce.
Es esa tradición de seguir siendo tradicional, del todo vale. De tanto monta, monta tanto.
Pero te adentras en la vibra de Toledo y…
Ves casas de antigüedades.
Tradiciones milenarias como las del afilador (o el afilaoooooo).
Mazapanes en la tienda de Santa Isabel, donde el señor Jaime te atentederá encantado, con el porte de haber hecho mazapanes durante toda su vida y el arte de contar historias toledanas para que te entretengas mientras.
Y espadas y damasquinado, el arte de hacer dibujos a través de la incrustación de hilos y láminas de oro y plata en acero, importado de Damasco, de ahí su nombre.
Entonces se te pasa. Piensas en la historia, que es historia al fin y al cabo y solo esperas que sirva para aprender y no volver a cometer los mismos errores.
Y sí, la historia es historia y no se puede cambiar pero no todo vale y en el siglo XXI ya tenemos la suficiente perspectiva y conocimiento como para hacer las cosas de otra forma, como para empezar a usar nuestras ideas con base.
Abrir mentes para entender que la multiculturalidad no es integración por una parte solo. La multiculturalidad es como el feminismo, no se entiende sin la igualdad y tiene que haber esfuerzo por ambas partes. Una vez que existe igualdad de verdad, no deberían ser partes distinguidas sino un todo unido.
Las tres religiones enraizadas en las calles toledanas
En el barrio judío encontramos azulejos con la palabra Sefarad en hebreo, símbolo de la Red de Juderías de España, que a su vez perfila a la Península Ibérica.
Con todas estas reflexiones rondando en mi cabeza con el traqueteo del tren y un nuevo paseo por Toledo a mis espaldas, vuelvo a Madrid.
Toledo, ahí te dejo. Nos volveremos a ver, no sé a quién llevaré o quién me guiará por tus calles adoquinadas la próxima vez pero nos volveremos a ver.
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Esta visita fue resultado de una colaboración que realicé con Context Travel. Os dejo con datos de sus visitas guiadas, por si os animáis a viajar con ellos:
- Context Travel ofrece visitas guiadas personalizadas. Garantizan un máximo de 6 personas por grupo, por lo que el contacto con los viajeros es más directo.
- Trabajan en 60 ciudades alrededor del mundo, con ciudades como Kyoto, Atenas, Berlín y Ciudad de México así que hay muchas opciones para elegir.
Consejos para viajar a Toledo
- Transporte desde Madrid a Toledo. Para viajar de Madrid a Toledo hay dos opciones en transporte público; el tren (13€ tarifa normal y se tarda 20 minutos) desde Atocha Renfe y el bus (5€ con Alsa y se tarda una hora) desde Plaza Elíptica.
- Siempre lo digo pero nunca lo hago. Dormir una noche o un fin de semana y despertar en Toledo tranquilamente, ver a la ciudad amanecer y callejear debe ser toda una experiencia.
- Me recomendaron que fuera al Convento de Santa Isabel para comprar mazapán pero resulta que es un negocio y ni siquiera lo hacen ellas. Las malas lenguas (o buenas) dicen que los compran por kilos a las fábricas de la ciudad y luego dicen que lo hacen ellas (no suena muy ético). Y además, no pagan impuestos, ejem. Opciones para comprar mazapán: tiendas del barrio judío o señor majo llamado Jaime de Mazapanes Santa Isabel (Plaza Ayuntamiento, 7) que lleva toda su vida haciendo mazapán y da un trato excelente a sus clientes (y el chocolate que vende está buenísimo también).
Sigue viajando conmigo por España
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