Miércoles, 9:20 de la mañana. Madrid, a veces sé qué día y hora es porque veo a tu violinista de Nuevos Ministerios desenfundar su joya más preciada cuando paso por uno de los pasillos más largos del Metro, ese que me recuerda el camino hacia el aeropuerto.
Miércoles, 9:20 de la mañana. Sé qué hora es porque observo y todos los viernes, y solo los viernes, se sirve sancocho en el bar dominicano de al lado de mi casa.
Sé que hay yoga todos los martes a las 19:00 en el Bulevar de Peña Gorbea, conocido como el Bule o Bulevar para los vallekanos, pero a la gente le da vergüenza porque la clase es en medio de la plaza, donde la mirada avispada de alguno se escapa a las líneas infinitas de los cuerpos femeninos.
Sé que todos los días a las 18:00 es gratis entrar a tu Museo del Prado, menos los domingos; esos están reservados para los churros.
Sé que es 15 de mayo porque la gente se viste de chulapito/a y se va a presumir a La Pradera (con mayúsculas), llueva o truene.
Sé que es Nochevieja porque tus calles huelen a alcohol y a chocolate con churros.
Sé que en tus fiestas hay zarajos, callos y esa otra cosa que huele a frito, aunque no me gusten tanto.
Hamburguesas en Don Oso para calmar el hambre y llenar el alma de anécdotas.
Salsa en el Son, asociación EVA y Tabacalera.
Micros abiertos.
(Algunas) mentes cerradas.
Estos madrileños, siempre con prisas
Sé que a veces los madrileños aparentamos ser antipáticos y siempre andamos con prisa (además de que todo nos parece que esté cerca). No os quito la razón. Es fácil de ver en el metro, supongo que es el precio que hay que pagar por vivir en una ciudad grande.
Pero Madrid es más. Madrid es el lugareño que, a veces con gritos, intenta comunicarse con un extranjero perdido que lleva unos días visitando la ciudad. Es el gato que sonríe en plena hora pico, escuchando su música favorita mientras observa al resto de caras aburridas que ocupan el vagón. Es el que te vende los churros a las 8 de la mañana los domingos porque es domingo y eso es lo que se hace los domingos.
Es discutir cuántas generaciones se necesitan para ser gato y al final, coincidir en que gato no se nace, gato se hace.
Madrid es Leganitos, es Lavapiés, es Usera, Alcorcón, Móstoles, Vallekas.
Es Año Nuevo Chino, Hogueras de San Juan y el Festival de Bollywood Madrid.
Madrid es la Batalla Naval, que cada año se moja por una justicia social.
Madrid es diversidad, no te dejes engañar.
Festival Antirracista de Madrid
Constaté que Madrid es diversidad una vez más en uno de los eventos más bonitos a los que he asistido en Madrid: el Festival Antirracista. Este año 2019 fue su primera edición pero seguro que vendrán más, teniendo en cuenta el exitazo que tuvo.
Cantantes internacionales, comida de todo el mundo, reivindicaciones sociales, tolerancia, música y un espacio dedicado a la comunidad LGTB+ con la pasarela de voguing.
Me emocioné más de una vez y es que ver esa unidad en un espacio tan pequeño, esa unidad en la riqueza de lo diverso sí que me enorgullece, no esas falsas unidades de lo idéntico que muchos proclaman.
El evento, organizado por SOS Racismo Madrid me recordó que sigue existiendo el poder de la unión, de la lucha en común y del respeto. A pesar de que muchas políticas intenten envenenar cabezas y almas, allí estábamos, juntos por una justicia común.
Podrán quitarte tu dignidad, Madrid pero jamás podrán negar que somos una ciudad tolerante, diversa y respetuosa.
Ahora más que nunca hay que apoyarse y celebrar esa diversidad que nos enriquece.
Y sí, la verdad es que yo prefiero llamarte Madrí pero la magia está en que cada uno puede llamarte como quiera.
Más sobre Madrid
Lo sé, lo sé, que te cuente todo esto una persona que ha nacido en Madrid y ha vivido casi toda su vida aquí (aunque con los suficientes respiros largos y cortos como para saberla apreciar en la distancia) puede que no sea muy objetivo, por eso os dejo con dos artículos hermosos sobre mi ciudad, escritos por una venezolana y una murciana.
¡Disfrutadlos!
– – –
Escritos desde el corazón de dos no madrileñas de acogida:
Adriana de Viaja el mundo le ha escrito varias veces a Madrid porque como ella dice:
Madrid es tan cercana a mis adentros, que no me pierdo en la inmensidad de sus calles, que se la enseño a otros que ya viven aquí y dicen que la conozco más que ellos. Me río cuando eso pasa, pero la verdad es que me tomó años y varias visitas con el mapa en mano para recorrer sus rincones y supongo que me faltan muchísimos, porque Madrid es cambiante, seductora y para nada aburrida.
Rocío Periago, de Soplalebeche le escribe en concreto a la Gran Vía, a su bullicio y silencio; a su pasado y presente:
Es temprano. Las farolas aún siguen encendidas y las luces de colores de los carteles de neón aturden a los salen de la boca del metro, todavía medio dormidos y espabilados de golpe por el frío de la mañana. Es tarde. Un joven de andares vacilantes se lanza a la calzada con un brazo levantado. Le sigue una chica con tacones altos y un abrigo de pelo negro. Un taxi frena en seco frente al cine Capitol.
- Si has llegado hasta aquí al leer mi libro Soltando hojas, ¡gracias! Te quiero muuuchi. Abróchate el cinturón, ¡que nos vamos a Sudamérica!
Nadie describiría mejor Madrí. Hasta huelo esos churros de domingo por la mañana…
¡Lola!
Gracias por tu comentario y por dejar constancia en ese viaje interactivo que estás haciendo #soltandohojas por el camino. 🙂
¡Buen viaje y abrazote!