¿Café o té?

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En Asia… ¿café o té?

Me encanta el café pero viviendo en Asia me di cuenta de que no es tanto por cómo me hace sentir sino lo que me tiene enganchada es su sabor y aroma. En muchas culturas, el café es el gran sinónimo de relacionarse con los demás, gran aliado de tardes llenas de conversaciones de todo y de nada y la perfecta excusa para volver a ver a alguien.

Café Filipinas Asia

A los españoles nos gusta mucho tomar café porque crea actividades sociales alrededor de su naturaleza única. Para nosotros es muy normal quedar solo para tomar un café y que luego se nos vaya de las manos y vayamos a otro sitio después. El café es el bendito culpable de que las conversaciones vayan surgiendo de forma natural y eso, ¡me encanta!

Cualquier hora es buena para un café pero la costumbre es quedar a las once o doce de la mañana o por la tarde para la merienda. Millones de personas en el mundo entero empiezan sus mañanas con una taza de café. Y yo digo, ¿por qué no? No solo está lleno de sabor sino que además ¡nos aporta energía para darlo todo!

Normalmente bebo dos tazas al día, una para desayunar y otra en la merienda.

taza de café en Asia

En casa siempre tenemos café recién hecho y su aroma allá donde esté me recuerda a mi familia. A café y bollos, a encuentros y celebraciones, a cumpleaños y tartas de chocolate de esas de galletas.

¿Y cómo hice en Asia con el café?

Pensé que sería más difícil no beberlo cada mañana durante el curso internacional de budismo que cursé en Filipinas pero al estar tres meses sin café me di cuenta de que no lo necesitaba físicamente sino que lo que me gusta es su sabor.

Por otra parte, no soy una gran fan del té pero me gusta tomarme uno de vez en cuando sobre todo si voy a sitios tan bonitos como éste, en Taiwán:

El propósito de esta entrada es contaros mi experiencia con estas dos bebidas en el continente asiático. Todo está basado en lo que yo he vivido en los cinco países que visité por tanto, representa la realidad que yo viví.

En esta entrada me centraré en Filipinas y Taiwán, por ser mis primeros destinos en Asia.

El café en Filipinas

Al final de mi viaje descubrí para mi sorpresa que los filipinos son buenos cafeteros ya que probé el que considero el mejor café después del venezolano (ups y luego más tarde probaría el colombiano). Uno de los mejores crece en las Cordilleras y la naturaleza que lo rodea lo hace especial. Esas coloridas montañas que acogen su aroma proporcionan al café un sabor particularmente bello.

Después de viajar alrededor de 18 horas en bus y jeep y de andar dos horas por la montaña para hacerme un tatuaje con Whang Od, pude probarlo en Buscalan, pueblo testigo de unas montañas majestuosas. ¡Me supo a gloria!

Uno de los paisanos de la aldea en la que me quedé me enseñó cómo preparar el café:

                     

Traducción: se ponen dos cucharadas de café, cuatro tazas de agua sin llenar y cuatro cucharadas de azúcar. Luego se hierve y, ¡a disfrutar!

¿Ya está? ¿no hay ningún truco más? le preguntaba aún incrédula. ¡Esto está muy bueno! Un café solo, con azúcar, con el espesor justo y con un aroma inolvidable.

Coffee in Kalinga community

Y la verdad es que estar en ese lugar, en ese paraje tan verde y espectacular, rodeada de gente tan humilde dispuesta a compartir todo lo que tienen, hace que el café te sepa aún mejor.

En Taiwán: dilema entre café y té

En Taiwán al principio no me llevé muy bien con el café, la verdad sea dicha. A veces no sabía si era mejor tomar café o té en cada nuevo país que visitaba, así que lo único que quedaba era probar. El primero que me bebí en Taiwán no fue el mejor pero el té sí que es muy bueno en la isla Formosa, tal y como la llamaron los portugueses. Y es que de hermosa tiene, y mucho.

Tuvimos la suerte de ver las plantaciones de té en un lugar precioso no lejos de la gran ciudad. Llegamos en un agradable paseo en teleférico (Maokong Gondola) y luego exploramos la zona a pie. Fue muy lindo descansar de Taipéi, una ciudad ordenada pero aun así caótica.

Tea farm in Taiwan
A la izqda.: taiwanesas seleccionando el té. A la dcha.: señora recogiendo té. Fotos de: kimberleynutbey.com.

No me rendí y seguí buscando. Fuimos a una cafetería en una zona alternativa de Taipéi y aunque era un poco caro en comparación con el resto, valió la pena porque era un sitio muy acogedor y necesitaba tomarme un buen café.

Lo bueno de este sitio (VVG) es que tenía un valor añadido. Contaba con una librería al otro lado de la calle para ojear y ver cosas curiosas. Considero que detalles como la decoración o actividades que pueda haber en una cafetería siempre son un plus que se agradecen y que hacen que el tiempo que pases allí sea más agradable y acogedor.

Como en esta cafetería de Manila (Filipinas) llamada Noriter que te hace sentir como en casa.

Coffee place Manila Philippines

Más sobre el té en Taiwán

En nuestro viaje por Taiwán hicimos una parada de tres días en el templo Lingshan (灵山), cerca de Toucheng. Fue una escapada estupenda; estuvimos en contacto con la naturaleza, sin móviles, ni cámaras, ni zapatos.

Según llegamos y después de haber andado cerca de una hora en la oscuridad, nos recibieron con un té amargo que, obviamente y haciendo homenaje a su nombre, me supo amargo. A mí personalmente no me gustó nada, es una mezcla entre limón y bilis un poco extraña pero al menos me calentó y lo necesitaba.

Buddhist temple in Taiwan
灵山 Templo Lingshan en Taiwán.

bitter tea in Taiwan

A la izqda.: nosotros al llegar al templo y beber el potaje ese con sabor a rayos. A la dcha.: los recipientes que contenían el dichoso líquido.

Afortunadamente no todo el té que bebimos sabía como ese. También probamos el té de jengibre, que nos vino muy bien para combatir el frío que nos acompañó durante el segundo día.

Lo mejor de la estancia fue la última noche cuando probamos un té muy especial, té elaborado en las montañas de Taiwán. Nos reunimos para poner en común lo que habíamos aprendido en las distintas actividades que hicimos; hacernos nuestra propia comida en el fuego cerca del río, andar descalzos, estar desconectados del mundo…

Eso sí, con un poco de té y pomelo, las historias fluyeron de una forma más natural e informal.

Taiwanese tea in a Buddhist temple
Té de las montañas de Taiwán con pomelo.

Leyendas chinas en torno al té

Aquí es donde aprendimos cómo agradecer cuando alguien nos sirve té según la cultura china y taiwanesa.

El origen de esta tradición data de tiempos remotos, en la época de la dinastía Qing. Se dice que el emperador Qianlong viajaba de incógnito por el sur de China y un día entró a una casa de té con su corte. Allí, sirvió el té a sus acompañantes para que nadie sospechase que él era el emperador (un emperador jamás serviría a los demás).

Los asistentes quisieron arrodillarse a modo de reverencia para expresar su gratitud, gesto que se llamaba kowtow, una forma de venerar al emperador. Éste les dijo que no lo hicieran porque revelarían quién era y que sería suficiente con que hiciesen un kowtow con los dedos en la mesa, representando la inclinación de la cabeza y las manos postradas.

Chinese tea ritual

De ahí, que hoy en día se siga usando el gesto de unión de los dos nudillos como forma de agradecimiento cuando alguien nos sirve una taza de té.

Así que si alguna vez vais a una casa de té china ya sabéis cómo reaccionar cuando os pongan té en la taza. Ligeramente y de forma discreta como en la foto de la izquierda o con los dedos corazón e índice estirados.

Hasta aquí lo que aprendí de Filipinas y Taiwán en cuanto a café y té. En la próxima entrada os hablaré sobre el café y té en India, Vietnam y Tailandia.

¿Y tú? ¿Café o té?

Coffee or tea in Asia

 

¿Tienes ganas de más? Entonces, ¿café o té?

 

 

5 respuestas a “¿Café o té?”

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