Viajar a Rumanía no es algo que esté en los planes de mucha gente. Sin embargo, Rumanía tiene mucho que ofrecer y aunque algunas zonas no están tan preparadas para el turismo, en parte es eso lo que la hace única.
Debo confesar que me pasa algo con Rumanía. Me remueve por dentro, me reengancha y me hace volver una y otra vez.
Quizás sea porque viví allí 2 meses organizando un congreso de liderazgo juvenil con AIESEC y establecí lazos únicos con el país o también porque lo tradicional me envuelve y me atrae a partes iguales.
Voluntariado en Rumanía
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Rumanía me supo acoger como solo una abuela puede hacer: me puso la mesa llena de comida típica; sarmale, ciorbă, y mămăligă.
Rumanía me llena el estómago y el alma de preciosas experiencias.
Cluj, mi ciudad favorita de Rumanía
La ciudad de Cluj, al norte de Rumanía tiene algo que me llama una y otra vez, por algo he ido ya tres veces. Tiene cafeterías, ambiente, toque estudiantil, vibra artística… Tiene algo y tiene todo.
Siempre que vuelvo descubro rincones nuevos dispuestos a ser admirados, naturaleza pura esperando a ser observada.
Los alrededores de Cluj atrapan: historias de castillos en ruinas, mermelada casera, tradición y evolución.
Transilvania: excursiones llenas de amor por los alrededores de Cluj
De hecho, si tuviera que elegir mi sitio ideal, Cluj estaría en él sin dudarlo, o al menos parte:
Solo espero que Rumanía siga así, aunque sea parte de este egoísmo del viajero que nos envuelve y delata.
Rumanía, la revedere.
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Espera, no te vayas. Si quieres seguir viajando por Europa y descubriendo nuevos destinos, sigue leyendo.
Viajar por Europa
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